Justicia para los más
Cientos de familias sostienen un acampe en
el barrio platense de Abasto, sobre la avenida 520, tras la represión
y el desalojo ilegal sufridos hace una semana. El mediodía del
martes fue especial, lleno de preparativos y expectativa: el miércoles se debate en Legislatura un Proyecto de Ley que busca
expropiar las tierras en su favor. Estas líneas buscan acercar la energía de la tarde compartida e invitan a acompañar mañana desde el mediodía en 7 y 50.
“Jugaron
al tiro al blanco con nosotros”.
Las
imágenes que las mujeres guardan en la memoria se clavan en el aire. Así
fue la represión en Abasto el jueves 7 de mayo. “Prendieron
fuego las casas, colchones, hasta nuestros perros”. Así se dio
otro desalojo ilegal en la ciudad, pese a la medida cautelar que
había sido presentada por el Juez Arias para proteger a casi mil
familias de la violencia institucional.
Es
martes 11 de mayo en el acampe de Abasto y compartimos una ronda de
mates. Hace apenas una semana la calle en la que estamos fue
escenario del horror, de corridas y balazos. Y las familias siguen
ahí, haciendo visible su legítimo derecho a un lugar dónde vivir.
Desde
el desalojo se conformó la Asamblea Legítimos
Poseedores de la Tierra, que decidió realizar un acampe como
medida de fuerza sobre la avenida 520, a pocos metros de esa tierra a
la que -hasta hoy- no pueden entrar porque la Policía custodia...
¿los derechos de quién?
“Nos quieren hacer aparecer como delincuentes. (…)Matioli, charlatanea por los medios que tiene 20 años de administración, tenencia y posesión de las tierras (desde una inmobiliaria). Pretende hacerse dueño, de mala fe, en complicidad con el Estado(...) Como bien dice el Juez Arias lo nuestro es una ocupación pacífica de tierras ociosas con un fin social”,
explican
en un comunicado.
Pero la intervención del Juez no alcanzó. El día antes a la
represión también habían llegado políticos; “Mariotto”,
nombra una de las mujeres.Y tampoco bastó.
La historia de las
fuerzas represivas respondiendo a los intereses del poder se hizo
sentir, otra vez.
Esta vez en la 520 entre 213 y 217; zona de quintas hortícolas, de trabajadores y trabajadoras pobres de Bolivia, Argentina, Paraguay.
Esta vez en la 520 entre 213 y 217; zona de quintas hortícolas, de trabajadores y trabajadoras pobres de Bolivia, Argentina, Paraguay.
“Todos
necesitamos un pedacito”, dice
una chica joven mientras le da la teta a su bebé. ¿Sabés
por qué estamos acá? ¿Sabés por qué luchamos? Por lo mismo que
todos”, resume. “Por
nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Algunos nacen en una
casa y a otros nos toca más difícil, salir a pelearla
para darles una”.
Resistencia comunitaria
A medida que los cocineros vacían cajones de verduras en la olla que
hierve al fuego, en nuestra ronda aumentan los asientos y las voces
que recrean ese jueves:
-“Infantería reía mientras nos disparaba. Parecían
disfrutar”.
-“Mi hermana no puede dormir. A la noche cierra los ojos y se le
viene el trote del caballo encima, el ruido de las topadoras
levantando la casilla, el de las balas”.
-“Algunas casillas ni las sacaron, nomás las quemaron”.
Una a una, las mujeres, clavan en el aire nuevas postales de ese
horror.
Cuentan
que la iglesia del barrio les cerró las puertas y que a ellas
también las educaron con la idea de que esa institución protege a
los más. “Ahora
vemos que no es tan así”,
comparten e ironizamos con la idea de crear nuestros propios templos
para cuidarnos, nuestras propias casas, nuestra propia forma de
organizarnos.
Idéntico
espíritu se siente en este acampe. Desde la rambla de la avenida 520
un cartel designa a los encargados de cocinar, de las guardias,
ordenar y repartir donaciones, limpiar. Es la organización popular
que brota espontáneamente cuando hay un proyecto que nuclea. Y este
proyecto de hacerse de la dignidad de un lote de 10 x 25 para cada
familia, viene de abril. Hay quienes recuerdan que entraron a la
tierra el 19, otras el 23 y que dejaron un espacio para el jardín de
infantes, otro
para la plaza. “Todo
eso va a pasar”,
afirma una de las mujeres. Y su palabra riega de complicidad a toda
la ronda.
¡Expropiación YA!
Pasó el almuerzo. Hace un buen rato grandes y chicos están
concentrados en la tarea de pintar un cartel bien grande con esa
consigna: Expropiación YA.
Cuando
la frase queda completa, un nene toma una escoba y le barre el polvo.
Porque mañana, miércoles
13, la exigencia tiene que brillar.
Desde el mediodía habrá concentración en 7 y 50. Puertas adentro
de la Legislatura se va a debatir el Proyecto de Ley de Expropiación
presentado por el diputado Juan Cocino, acompañado por el anuncio
del senador López Muntaner de una presentación similiar.
El
intento de recuperar las tierras en favor de las familias que las
necesitan para vivir y trabajar; va en consonancia con la ley de
acceso justo al hábitat (14449/12) sancionada hace muy poco en la
provincia de Buenos Aires
(Ver http://www.lapulseada.com.ar/site/?p=8563)
y
que devolvió al centro de la escena un debate pendiente: la
distribución equitativa de la tierra en una región signada por la
especulación inmobiliaria y los monocultivos de soja, que expulsan
de campo y ciudad.
“Todos
necesitamos un pedacito”. Simple,
profundo, justo. Ojalá la claridad que comparten las mujeres desde
Abasto presione hasta lograr
entrar mañana al poder
legislativo y, como un canto
de triunfo, nos devuelva la dignidad lastimada.
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